LAS CALLES Y LAS NOCHES TAMBIÉN SON VUESTRAS
Aitor, Mikel, Laia, Maialen, Iraia, Nora y Beñat,
Habréis sentido mucho revuelo estos días. Aitor es mayor ya, y comprende perfectamente lo que sucede. Quizás Iraia también, no todo, pero si parte. El resto aún sois pequeños
Nos habréis oido hablar en casa sobre una manada de salvajes, igual nos habéis visto enfadarnos, el aita, la ama, papá, mamá… frustrados por algo que no termináis de entender, pero que intuís que no es bueno. Sois afortunados, las únicas manadas de lobos que conocéis son las de los cuentos, las del libro de ciencias del cole, y las que los aitonas os han contado que merodean Ventrosa durante los días más fríos del invierno y que a veces atacan a alguna oveja o alguna vaca. Hasta en el paraíso hay monstruos.
Lo que ha sucedido es que durante una noche de San Fermines de hace un par de años, un grupo de chicos agarró a una chica de las muñecas, la encerraron en un portal, la acorralaron y le obligaron a hacer muchas cosas de índole sexual que no quería. Abusaron de su superioridad y su fuerza, la desnudaron y usaron su cuerpo como cuando vais al vater y luego tiráis de la cadena. También se rieron de ella, le grabaron en video con sus móviles, le robaron el suyo, y la dejaron semidesnuda, aturdida y sola. Todo esto lo habían planeado antes. No era la primera vez que lo hacían.
Unos señores que se llaman jueces (porque juzgan, es decir, valoran si lo que han hecho otros es correcto o incorrecto en base lo que dicen las leyes) han decidido que esto está mal hecho, pero que no es para tanto, que quizás esa chica tendría que haberse resistido más, porque al parecer no queda claro que ellos le obligaran por la fuerza.
Muchos aitas y muchas amas, papas y mamas, estamos preocupados porque creemos que estos señores jueces no lo han hecho bien, y que lejos de cuidar de esta chica que ha sufrido tanto, la han dejado más desprotegida, y con ella a todas las chicas. Muchos no saben qué decir a niñas y niños como vosotros. No saben qué deciros sobre cómo debéis comportaros si salís por la noche, o si andáis solos por la calle.
Me gustaría deciros que esta chica no ha hecho nada malo. Si alguna vez os pasara algo similar, pensad que vuestra vida es lo primero. Me gustaría deciros también que nadie os puede obligar a hacer nada que no queráis, ni solos, ni en compañía de nadie. Que si lo hacen, la culpa no es nunca vuestra. Que da igual si estáis serenos o si habéis bebido algo y estáis mareados, si vais más vestidos o si vais con menos ropa. Nadie os puede tocar si no queréis. Vuestro cuerpo es vuestro, y de nadie más.
Ahora quizás no entendéis mucho, pero hay personas, sobre todo algunos hombres, que creen que ésta es la manera en la que deben relacionarse con otros, especialmente si esos otros son más débiles o consideran que son inferiores. Muchas veces lo hacen con mujeres pero a veces también lo hacen con otros hombres, otras incluso con niños y niñas. Piensan que así son más fuertes, más machos. Piensan que la otra persona es un objeto, un juguete con el que pueden hacer lo que quieran. Nada más lejos de la realidad. Hacen daño, en el cuerpo y en el corazón.
Os haréis mayores y conoceréis gente. Quizás en las verbenas de algún pueblo de Mallorca, en las Maddalenak de Errenteria, en la Semana Grande de Donostia o en la Víspera de San Sebastián entre tamborrada y tamborrada o entre fogueró y fogueró. Quizás en los San Roques de Ventrosa, en los Sanjuanes de Hernani o los San Migueles de Urnieta… Saldréis con vuestros amigos y amigas o quizás estéis solos; quizás hayáis bebido algo de alcohol o hayáis fumado algo… quizás no…
Quizás sea de día, en el colegio, en la playa, en el cine, sentados una tarde en un bar… encontraréis a alguien que os gusta. Quizás sea alguien con quien os apetezca estar más, descubrir cómo es, conocer lo que le gusta, pasar tiempo con él/ella. Quizás os enamoréis, o quizás no, y sólo sea un encuentro de un momento, una conexión puntual, en ese lugar, en ese instante, un deseo momentáneo… En alguna de esas situaciones, en la ocasión menos esperada, descubriréis el sexo compartido, porque probablemente el solitario ya lo habréis descubierto antes.
Ojalá entendáis que el sexo no es eso que se ve en algunas películas, ni en algunas revistas, ni en algunos anuncios de periódicos que hoy se rasgan las vestiduras con esta noticia. Ojalá descubráis que el sexo es una forma de relacionarse, de conversar, de compartir, de conocerse, en el que usamos todo nuestro cuerpo. Que nunca puede ser obligado, y como todo lo que se hace en compañía, requiere ponerse de acuerdo, primero en hacerlo, y después en cómo hacerlo.
Que debéis ser siempre respetuosos con quien esté con vosotros. Que debéis sentiros libres para pedir lo que queréis y lo que os gusta, e igual de libres para negaros a lo que no os apetezca. Que ni hacer ni dejar de hacer os hace más, menos, mejores o peores mujeres ni hombres. Que a veces será cosa de uno, de dos, de tres, de cinco, que a veces será lento, a veces tontorrón, otras será un juego, otras será salvaje... Que ojalá siempre sea memorable y os haga reir. Que el corazón se acelera, que te abandonas y te olvidas de todo lo que te rodea, y que en esos momentos sólo existes tú y quien está contigo. Que la piel se vuelve fina, que dejas de pensar y sólo sientes, que notas el calor del otro cuerpo pegado a ti, dentro de tí. Que será una de las cosas más fantásticas que vais a disfrutar en la vida. Que nadie tiene el derecho a robaros eso, ni a que lo viváis con miedo.
Mientras tanto seguid jugando, seguid creciendo. Cantad y bailad. Que las calles y las noches también son vuestras y no dejaremos que os las quite nadie.
Me encanta. Tierno , precioso y conmovedor.