LUCES EN LA MEMORIA
En la era de lo políticamente correcto, he decidido que voy a meterme en jardines. Lo aviso por si alguno/a prefiere cerrar la pestaña del navegador. Asumo el riesgo.
Antesdeayer fue 23 de febrero. Hace 37 años del golpe de estado que puso en jaque los cimientos de una incipiente democracia en España. Una efeméride de un hecho histórico que muchos vivimos aún siendo niños y que, sin embargo, recordamos perfectamente.
En nuestra casa la radio siempre estaba encendida. Era la banda sonora oficial de las tardes de invierno, cuando al llegar del cole merendábamos y hacíamos los deberes en la mesa de la cocina mientras mi madre preparaba algo para la cena o planchaba.
La tarde de aquel 23 de febrero mi madre no planchó. Estaba sentada pegada al auricular del aparato escuchando atentamente. Recuerdo que el teléfono no paraba de sonar. Mi tía, mi tío, mi amuña (así llamábamos en casa a mi amona, mi abuela materna)... "Nos van a borrar del mapa ... " decía mi amuña entre sollozos... Ella había tenido que hacer "la tournée" en la guerra civil con sus hermanas y mi bisabuelo, sabía de qué hablaba.
Siempre me resultó curioso que le pusiera ese nombre de gira de folklórica venida a menos al viaje más amargo de su vida. Ese viaje de estrella de la copla le sacó de su casa en Pasai San Pedro huyendo de un encarcelamiento casi seguro (y quién sabe qué más) para su padre, por el mero hecho de apenas hablar español y ser miembro del sindicato de trabajadores del Puerto de Pasajes. Euskaldun y sindicalista, dos adjetivos que el régimen no llevaba muy bien.
También fue el del exilio que le llevó hasta Valencia, de ahí a Cataluña y luego a Francia, y que requirió de la petición de vuelta de un primo una vez acabada la guerra como única vía posible de regreso a casa. Y el mismo que le hizo vivir calamidades mil y el sufrimiento enorme de perder a una de sus hermanas en el descarrilamiento de un tren mientas huían de Castellón, cuando ya entraban los nacionales. Es muy curioso analizar las historias que nos vendemos a nosotros mismos para poder seguir adelante, los eufemismos, las mentiras y ejercicios de storytelling con doble carpado hacia atrás que nos contamos... Ella, la primera a la derecha en la foto superior, era así, muy señora, y no se fue de exilio sino "de tournée" .
Pero sigamos con aquel día. Yo seguía a mi madre con la vista mientras correteaba por la casa, callada y sentada en alguna esquina desde donde observaba todo, sabía que no era un día cualquiera y los nervios flotaban en el ambiente. No se cuán metidos estaban mis padres en asuntos políticos, diría que no demasiado, pero el ir y venir era incesante. Mi padre recogía libros y papeles y los metía en bolsas. Recuerdo una portada con un puño blanco enorme fileteado en negro y una gran rosa roja, y otra en la que se distinguía perfectamente lo que yo entendía como una especie de E, que con los años reconocí como el logo de Euskadiko Ezkerra.
Recuerdo también a mi madre descolgando de la pared una talla enorme de madera con el árbol de Gernika y los escudos de los siete territorios euskaldunes. Bajo el árbol se podía leer, tallado también en la madera “Zazpiak Bat”.
Lo siguiente en mi memoria es una bolsa rellenada apresuradamente con algo de ropa y subirnos en el huevo frito, aquel Mini Morris tan chulo y destartalado de mi padre, blanco con el techo amarillo. Salimos de nuestra casa en Rentería para ir a casa de mi amuña. No tengo muy claro cuál era el destino final. Se que en lugar de ir por la N-I como habitualmente, atravesar Pasajes, Herrera y de ahí bajar a Trintxerpe, fuimos por un extraño sendero por el monte... Creo que me quedé dormida o mi cerebro ha decidido eliminar el resto. El golpe afortunadamente fue fallido y al día siguiente regresamos a casa.
Es curioso cómo se conectan las cosas. Este fin de semana estamos en Donostia disfrutando de Laia. Ayer por la tarde pudimos visitar la exposición “ Luces en la Memoria. Arte y conversaciones frente a la barbarie de ETA", organizada por la Diputación de Gipuzkoa, Koldo Mitxelena Kulturunea y Orain Kultura, y en la que colaboran el Centro Memorial de las Víctimas de Terrorismo y la Fundación Víctimas del terrorismo.
En el año en el que se conmemora el triste 50 aniversario de la primera víctima mortal de ETA, los organizadores han planteado un espacio expositivo que es, sobre todo y ante todo, un gesto de reparación, un poner luz y contexto y un ejercicio de memoria lúcida y colectiva sobre el largo y pesado reguero de sangre y desolación que supuso la actividad de ETA durante todos esos años.
Tenía muchas ganas de ver la exposición. El cartel que la anuncia y el diseño gráfico de la misma es obra de Herederos de Rowan, y cuando lo vi no pude más que admirar un trabajo excepcional. Porque hay heridas que cuesta que cicatricen, que son como coser un papel con cuerda, que al mínimo desliz se rasgan y vuelven a sangrar... Que son el esqueleto yaciente, la huella de una tragedia que queda semioculta en la arena, y que la mínima brisa destapa. Porque aún hay muchos puntos que dar... y dejar que el tiempo los cure, y creo que ellos supieron trasladar ese sentimiento en una gráfica brutalmente sencilla y efectiva.
En la exposición, varias decenas de monolitos exponen la fotografía del lugar en el que fueron asesinados muchos de los integrantes de esa larga lista de víctimas. Fotos realizadas a la misma hora, en el mismo lugar y en la misma fecha (años después) del momento exacto en el que sucedieron los asesinatos. Fotografías iluminadas por un foco directo y superior de las que no se puede huir, y que pone de manifiesto el vacío, la absoluta cotidianidad y arbitrariedad de los lugares, de los momentos en los que la barbarie sembraba muerte. Y que habla de la misma cotidianidad con la que llegamos a asumirlo, una realidad violenta con la que yo misma conviví durante mi infancia y adolescencia con una naturalidad que ahora me asusta, quizás también por supervivencia, como aquella tournée de mi amuña. Debajo de cada foto un cajón se abre, sacando a la luz la historia, los nombres, el contexto de cada muerte, de cada asesinato. Para que no se olvide, para que no se vuelva a repetir. Una exposición necesaria que recupera la memoria y la dignidad de los que fueron arrebatados por el sinsentido.
No se cuán presentes están todos estos hechos en la memoria de la sociedad actual, sobre todo de los más jóvenes. No creo que mis hijos tengan muy claro de lo que hablo si leyeran este post. Lo escribo para que sepan que debemos estar siempre alerta y recordar que se peleó mucho para conseguir un sistema donde no te lleven a la cárcel por decir lo que piensas, por defender una lengua o una cultura, algo que últimamente parece estar en lo más alto de los intereses del poder y que corremos el riesgo de perder. Lo escribo para que entiendan que no siempre han existido esas posibilidades y deben defenderlas.
Y lo escribo también para que sean conscientes. Parece que ya hace una vida que ETA dejó de sembrar muerte, aunque sólo hayan pasado apenas 7 años. Para que lean y entiendan que uno debe recordar siempre de dónde viene, porque es lo único que le va a permitir aprender, mejorar y no volver a caer en los mismos errores. Para que ellos el día de mañana, puedan visitar una exposición que represente toda la magnitud de la tragedia y en cuyo libro de visitas no se lean testimonios de que falta una parte, donde no se perciba que aún hay dos bandos, donde unos y otros puedan reconciliarse con su pasado y llorar lo que TODOS perdimos. Sólo entonces la herida estará realmente cicatrizada.
Esa es mi esperanza.
Verdades como puños. Ahora veo ciertos comportamientos en Catalunya donde vivo y que adoro que se parecen a situaciones que vivimos y «normalizamos» y que jamás deberían repetirse.. Pero lo hacen
Hola Nerea, qué gusto verte por aquí. Yo sólo espero que la historia no se repita, es responsabilidad de todos. Ya sabemos que lo único que deja es odio. Gracias por leer y comentar :).
Cómo me gusta leerte, Pilarica !! Un texto precioso, cargado de razones, dolores y preguntas. Nunca olvidos….como bien dices: hay q saber de dónde se viene y de qué estamos hechos.
#PianitosModoOn
Gracias Maria José. Siempre he pensado que quien no sabe de dónde viene, dificilmente podrá saber a dónde va. Nuestra historia lo explica todo. Gracias por leerme. 🙂